Dado que el único medio eficaz de impedir su difusión es no compartir jeringuillas con alguien infectado, y la abstención de relaciones sexuales, o mantenerlas con una pareja sana y mutuamente fiel (el fallo del preservativo oscila entre el 14 y el 36%), resultan contraproducentes las campañas de difusión de jeringuillas y preservativos, pues crean la falsa confianza de que se está a salvo de la enfermedad. El «sexo seguro» no existe, salvo dentro de la fidelidad a una pareja sana.