Enfermedad producida por espiroquetas del género Borrelia, que se adquiere al entrar en contacto con vectores (garrapatas o piojos) que a su vez han sido parasitados, como consecuencia de su alimentación hematófaga, a partir de un reservorio (hombre o roedores). Las garrapatas infestadas son a su vez reservorios, porque en ellas las borrelias se transmiten verticalmente. En contraste con la fiebre recurrente, para su diagnóstico hay que recurrir a pruebas de laboratorio más complicadas (bacteriológicas, serológicas y moleculares). Se distinguen dos tipos de fiebre recurrente: 1) fiebre recurrente transmitida por piojos (enfermedad de Obermeyer), que se adquiere por contacto con el piojo del cuerpo Pediculus humanus), y 2) fiebre recurrente transmitida por garrapatas del género Ornithodoro. En nuestro medio los casos de fiebre recurrente transmitida por piojos han desaparecido, pero siguen diagnosticándose casos de fiebre recurrente por Bordetella hispanica, transmitida por el Ornithodoro erraticus. En ambos casos la enfermedad se caracteriza por la aparición de una espiroquetemia masiva, acompañada de un acceso febril que remite espontáneamente, pero que puede recurrir cuatro o cinco veces. La espiroquetemia se manifiesta mediante la tinción de una gota de sangre (gota gruesa) con el Giemsa, que sirve de prueba diagnóstica. La enfermedad de Lyme está producida por B. burgdorferi, y la transmiten garrapatas pertenecientes al género Ixodes. Esta dolencia, en contraste con la fiebre recurrente, puede convertirse en una enfermedad crónica incapacitante, si no es diagnosticada con rapidez. La enfermedad en el estadio I se caracteriza por sus manifestaciones cutáneas (erytema migrans); en el estadio II, por sus complicaciones neurológicas y cardiacas, y en el estadio III, por sus complicaciones músculo-esqueléticas. La infección respiratoria que el B. pertussis causa en el ser humano (su único hospedador conocido) se denomina tos ferina y se caracteriza por los frecuentes y violentos ataques de tos que sufre el enfermo. El B. pertussis no es un patógeno invasivo y la patología que provoca es consecuencia de su capacidad para producir un variado número de toxinas. La enfermedad puede ser muy grave, o incluso mortal, especialmente en niños. El B. parapertussis es responsable de una forma menos grave de tos ferina. La vacunación con los preparados clásicos (células completas inactivadas) o con los que se han desarrollado en la actualidad (vacunas acelulares) previene eficazmente esta enfermedad.